Como empecé
a viajar
Mi historia empezó en Calderas, un pueblito de Barinas donde las montañas abrazan el cielo. Tenía 8 años y le decía a mi mamá que quería “viajar por Caraquitas”, porque para mí el mundo terminaba en Caracas. No sabía que ese deseo inocente iba a definir toda mi vida.
Mis primeros viajes llegaron años después, allá por 2009. Viajaba sin intención, sin profundidad… viajaba porque sí. Iba, volvía, sumaba destinos, pero no historias. No entendía aún que un viaje que no te emociona, no te transforma.
La vida me enseñó eso más tarde, cuando el mundo se detuvo en pandemia.
Mientras todo afuera se apagaba, adentro mío algo se encendió.
Nació @soyalyberrios, primero como refugio, después como propósito. Mi pasaporte vencido me dejaba quieto, así que comencé a moverme por donde sí podía: Argentina, un país que me abrazó y que, de alguna forma, también me eligió. Recorrí pueblos, bodegones, barrios, rutas infinitas… viajé hacia afuera y hacia adentro.
Y ahí entendí algo que ya no pude olvidar:
Bitácora
De viaje
No viajo para sumar países, viajo para sumar historias que me transformen.
El comienzo sin saberlo – Empecé a viajar sin buscar nada más que turistear. Pensaba que un viaje era una foto en un mapa. No sabía que la verdadera emoción llegaba cuando estabas ahí, presente.
El mundo se agrandó –Algo empezó a moverse dentro mío. Cada ciudad me dejaba una sensación diferente, como si el mundo me pidiera que lo mirara con más curiosidad.
Los viajes que me despertaron – Ese año tomé una decisión: dejar de viajar por moda y empezar a buscar un lugar donde construir mi vida. Me instalé en Argentina y, por un tiempo, cambié mis sueños de viaje por estabilidad y futuro.
Cuando el mundo se detuvo – Los viajes frenaron. La pandemia me encontró en Argentina, encerrado pero despierto. Aprendí que viajar no es solo moverse: es esperar, escuchar, mirar distinto. Ahí nació una idea que cambiaría todo: los viajes tienen tres vidas.
La vida que volvía – Volví a viajar. Argentina se convirtió en mi mapa emocional. Cada pueblo y cada rincón me recordaban por qué amo moverme: porque viajar es encontrarte con partes de vos que no conocías.
Hoy viajo distinto – Con calma, con intención, con curiosidad. Busco una historia en cada lugar, descubro su magia y acompaño a otros a vivir sus viajes en tres etapas:
soñarlos, vivirlos y recordarlos.
Cómo nació el
Travel Wheel
En 2020, mientras el mundo se detenía, mi vida también atravesaba un quiebre profundo. La partida de mi mamá marcó un antes y un después. En ese silencio, entre libros, recuerdos y días infinitos conmigo mismo, entendí algo que transformó mi manera de viajar y mi manera de vivir.
Descubrí que un viaje no empieza cuando subís al avión ni termina cuando volvés a casa.
Un viaje tiene tres vidas:
cuando lo soñás, cuando lo vivís y cuando lo recordás.
Ese ciclo —tan humano y emocional— tomó forma hasta convertirse en mi método:
TravelWheel, una rueda que gira con intención, calma y propósito.
Nació en un momento de duelo, pero también de renacimiento.
Hoy es mi manera de mirar el mundo… y de acompañarte a mirar el tuyo.





